Hoy hablaremos de música y negocios.
Todos nos hemos pensado alguna vez por qué sonaba, a través de los altavoces, esa canción de tempo rápido, con ese sonido estridente, en una tienda de ropa, en plenas rebajas, en la que no cabía un alfiler. O nos hemos sosegado tras acceder con el estrés acumulado del día en un selecto establecimiento de productos especializados al escuchar una pieza de jazz.
Son ejemplos que no tienen por qué aplicar al 100 por cien en su caso, pero que seguramente le hayan hecho pensar: ¡Ah, pues es cierto! La música también tiene una aplicación concreta en los negocios. Es lo que, de un tiempo a esta parte, se viene denominando marketing sensorial, y que tiene aplicación a partir de sentidos como el olfato o el oído. A través de los olores, en el primer caso; de los sonidos, en el segundo, que específicamente deriva en marketing musical.
Un elemento diferenciador
Y es que, a través de la música podemos decir al comprador qué queremos de él. Pero también podemos indicarle, a través de nuestro hilo musical, en qué tipo de negocio se encuentra. De manera que a través de un canal -unos altavoces- vamos a poder emitir un mensaje que el cliente entiende a la perfección, porque todo lo que transmite el marketing musical está ampliamente estudiado.
En ese mensaje se incorporan nuestros valores de marca, pero también aportamos pistas de cómo nos gusta que se encuentren los clientes en nuestra compañía.
No es obligatorio que el negocio cuente con ese hilo musical, obviamente, pero sí nos va a dar un argumento más para la estancia de quienes nos visitan, para que la experiencia sea más gratificante… si sabemos cuidar todos los detalles.
MÚSICA Y NEGOCIOS, ¿Qué hay que tener en cuenta?
Los beneficios de la música son múltiples, en numerosas disciplinas de la vida. Por ejemplo, está comprobado que enfermos con demencias, que han perdido múltiples capacidades, reaccionan a través de la música. En este caso, ocurre también: podemos contar con múltiples ventajas. Ahora bien, hay que cuidar esos detalles que referíamos anteriormente y que pasamos a enumerar:
Controlar el volumen
¿Recuerda, cuando era niño, que en ocasiones los mayores se ponían a hablar y usted subía el volumen para escuchar lo que estuviera viendo en televisión -con la consiguiente regañina posterior-? Ese comportamiento, que puede tentarnos en algunos momentos de saturación o de aglomeración, no conviene aplicarlo en los negocios. De hecho, es importante tener siempre un término medio, que no resulte molesto, pero que tampoco sea complejo escuchar.
Analizar qué tipo de música conviene en cada momento
Existen empresas especializadas en esta materia, con mecanismos adecuados para abordar el cambio de estilo en cada momento. No es lo mismo, como hemos visto, la música para momentos relajados, sin mucha actividad, en que hay que intentar que el público permanezca a partir de música tranquila, que en aquellos saturados, en que lo ideal es “invitar a ser ágiles” a los compradores, a partir de ritmos más electrónicos, repetitivos y sobre todo rápidos. Esto aplica tanto a un negocio de retail como a un establecimiento hostelero, por ejemplo.
Conectar con el cliente (y con los empleados)
Puede que la música sea la última preocupación que tengas en tu negocio. No lo dudo. Pero todo lo que transmite atención y cuidado también lo detecta el cliente. En este sentido, salvo que consideres que lo que suena en una emisora de radiofórmula o en esa plataforma de streaming que no deja de intercalar anuncios, es mejor que busques sonido neutro por un precio asumible o que directamente pongas a tus empleados a canturrear los temas de moda.
El concepto es que si tú (o quien tú quieras) haces una correcta selección en tu hilo musical para unos momentos u otros, vas a tener más que ganar que perder. Los clientes se quedarán con la copla (no podíamos dejar de utilizar este símil) y tus empleados, muy probablemente, trabajarán más a gusto. Controla lo controlable.
Derechos de autor
Esas mismas empresas especializadas suelen contar con catálogos musicales ajenos a las asociaciones que controlan los derechos de autor. Y es que, en los últimos años, entidades como la Sociedad General de Autores Españoles (SGAE), entre otras, se han puesto muy seria en la regulación de estos contenidos que, por otra parte, sí tienen una propiedad intelectual. La música tiene un valor evidente, y por todo lo que lo tiene se suele pagar.
Para poder difundir música en lugares públicos hay que obtener una licencia y, lógicamente, abonar unas tarifas.
¿Qué música me conviene poner en mi negocio?
La música que mejor suele funcionar es la que es más actual. Ahora bien, esto ha variado mucho en la última década. Las radiofórmulas marcaban el paso, pero basta ver las listas de éxitos en las principales plataformas de streaming y los listados que esas emisoras ofrecen para ver que esto ha cambiado.
Una buena piedra de toque puede ser preguntar a gente que se haya convertido en clientes habituales. También, obviamente, influirá el gusto de los empleados o propietarios, pero no conviene ser radical en este sentido. Es clave palpar el ambiente para acertar en el binominio música y negocios.
Pop
Puede ser un recurso casi general. Pero, en negocios dirigidos a público joven, es fundamental ofertar música que ellos escuchan en sus dispositivos. Un espejo en el que puede mirarse últimamente, dado el crecimiento de esa red, es Tik Tok, que se ha convertido, además, en una plataforma para grandes éxitos musicales.
Rock
En los tiempos que corren, tiene más sentido escuchar rock en un disco-bar que en otros negocios. El género no vive su mejor momento, aunque somos muchos los que consideramos que debería ir recuperando el cetro musical que ha acaparado durante décadas.
Electro-dance
Qué sería de los gimnasios sin este formato musical. Esas clases de spinning sin sonidos reiterativos… También es muy adecuado para espacios jóvenes también, así como para ciertos establecimientos de hostelería.
Pero también, como decíamos, con cierta mesura, puede ser adecuado para ciertos momentos concretos de tiendas generalistas, en las que se dé una aglomeración excesiva de público. Esta música, obviamente, invita al movimiento.
Instrumental / Relajante
Podemos escuchar este tipo de música en la consulta de un médico especialista o en un espacio para relajarnos, como un centro de yoga. El hilo musical, en estos casos, conviene que no sea excesivamente reiterativo (un estándar), porque si no habremos conseguido el efecto contrario al buscado. Con esta música se busca relajar, evitar que el paciente piense en que le van a descontracturar la espalda. La música que evoca la naturaleza puede acabar resultando una pesadilla si no controlamos el tiempo de exposición al que se enfrenta el oyente.
Resumen
Numerosos estudios, llevados a cabo por expertos teóricos en ámbitos del conocimiento muy dispares, ponen de manifiesto la importancia de la música para muchas conductas. En el ámbito de los negocios, esto está fuera de toda duda. Es clave, como hemos visto en este artículo, prestar atención a los detalles. Como en casi todos los aspectos de la vida.
Música y negocios han de ir siempre, en lo posible, de la mano. Todo sonará mejor.